¿Le digo?

Hablemos de los secretos. Y puntualmente de los secretos en la pareja.

Desde ya que nadie está obligado a decir todo o a decir lo que no quiere. Es legítimo que haya cosas que deseemos conservar para nosotros mismos. Entonces, es una cuestión absolutamente subjetiva-individual.
Para echar un poco de luz y ayudarnos a reflexionar, tal vez conviene pensar que ciertos secretos sobre la pareja terminan alejándonos de nuestro ser querido o estropeando la relación.

Ocultamos por muchos motivos. Por temor a lo que el otro vaya a pensar o cómo se vaya a sentir y en definitiva estamos yendo en contra de la intimidad y de la confianza. Lo peor es que es bastante posible que, en algún momento, salgan a la luz y no de la mejor manera, generando resentimiento, dolor y enojo en nuestro compañero/a.

También ocultamos por vergüenza o pudor. Eso que preferiríamos que no exista ni en nuestra mente ni en nuestro recuerdo, decidimos que el otro no lo conozca. De este modo lo privamos al otro pero también a nosotros mismos, en tanto no podemos contar con la comprensión y el sostén emocional que nuestra pareja nos podría dar. Nadie es perfecto. Es sólo cuestión de poder reconocerlo y de pensar que el otro también tiene sus miserias (tal vez hasta parecidas) y puede entendernos.

En otros casos, no decimos para no herir.

Una pareja sólida necesita de nuestra entrega en todo sentido.

Ustedes deciden: le dicen o no le dicen?

Viva la crisis! Segunda parte

En la entrada anterior sobre este tema, les había propuesto ver la crisis como una oportunidad y les comentaba que es fundamental echar mano a nuestras fortalezas.

Nada mejor que entender que los cambios son inevitables y que lo mejor que podemos hacer es tener confianza en nosotros mismos, ser flexibles y ser creativos. Si hay algo valioso psicológicamente es, justamente, el tener una buena gama de recursos que podamos utilizar a la hora de enfrentar una situación (interna o externa); es todo lo contrario a rigidez. Para esto, es necesario que podamos reformular estrategias y pensar/pensarnos desde un lugar distinto. El reconocimiento de nuestras aptitudes nos permite valorar nuestro potencial.

Les pongo por caso, el ejemplo de la crisis social-económica y política que vivió la argentina en el 2001. Si bien muchos quedaron sumergidos, otros lograron encontrar la puerta de salida modificando sus hábitos, emprendiendo proyectos laborales (para subsistir) absolutamente distintos a lo que venían haciendo antes del 2001 (nuevos micro-emprendimientos). Ejemplos hay miles!.

Qué crisis resultaron ser para vos una oportunidad?

Celos

Hoy es un hecho común en el discurso de cualquiera de mis pacientes (tanto hombres como mujeres) el hablar de situaciones en donde leen los mails de sus parejas, revisan los celulares, crean perfiles falsos en Facebook para controlar los muros de sus compañeros, etc.

Control – persecución – amor

Todo me lleva a reflexionar respecto a los celos, el amor y las relaciones de pareja.

Como todo es una cuestión de grados, podemos decir que acá, el grado hace a la diferencia. Me refiero a que una cosa son los celos normales y otra los celos patológicos.
Cuando hablamos de celos normales es porque entendemos que cierta dosis de ellos hace a la realidad de todo vínculo porque tienen que ver con el temor a perder a nuestro objeto de amor o al amor mismo. En cantidad necesaria, pueden enriquecer y motivar la relación.

No nos olvidemos que AMAR es creer, valorar, tener confianza y admirar al ser amado.

Cuando los celos terminan en una preocupación excesiva, persecución y control permanente del otro, hablamos de celos patológicos. Más que amar se trata de poseer, de exigir. Esto arruina el vínculo afectivo y genera dolor en ambos miembros de la pareja.

La persona que cela siempre cree tener motivos para su conducta. Estos pueden ser reales o fantaseados. En general, lo que esconde es un profundo temor al abandono e inseguridad.

Una psicoterapia individual o de pareja puede ayudar a resolver este problema.

Viva la crisis!

Pensaran que estoy siendo irónica o que me volví loca, luego de semejante título!

Pues no! Y les explicaré por qué.

Habitualmente asociamos la palabra crisis con conceptos negativos. La palabrita tiene la carga de una bomba nuclear. La crisis de los 30, la crisis de los 40, la crisis mundial, “estoy en crisis”, etc.

Sin embargo, como todo depende del cristal con que se lo mire, les propongo una mirada más profunda y, por qué no, un tanto más productiva-positiva.

Toda crisis lo que implica es un cambio de paradigma, entendiendo por esto que la realidad instituida hasta ese momento (sea cual sea) simplemente se está modificando. Nada va a ser igual. Será otra cosa. Nos modificamos. Las cosas, los eventos, los pensamientos…

Por lo tanto, si la crisis es una modificación, algo nuevo que está surgiendo, un cambio, por qué tendríamos que verlo como algo negativo? Simplemente por el deseo de aferrarse y el temor a lo que vendrá?

Son tantas las cosas que podemos entender como “crisis” que la lista sería interminable. Hasta eventos muchas veces deseados y elegidos por nosotros mismos (como una mudanza o tener un hijo) lo son!.

Entonces, qué les parece si empezamos a ver el vaso medio lleno y nos planteamos que en el cambio está la oportunidad?.

Oportunidad de crear y crearnos, de descubrir nuevos potenciales en una nueva situación o en nosotros mismos.

Si tenemos confianza en nosotros mismos y no nos dejamos vencer por el miedo a lo nuevo, seguramente saldremos fortalecidos de cada una de las crisis que tengamos que atravesar.

Hagamos uso de nuestras fortalezas y dejemos un rato de lado nuestras debilidades.

En una próxima entrada hablaremos del tema de las fortalezas. Qué les parece?

Conociéndote

Solas y solos. Personas de ambos sexos concentrados en encontrar su compañero por distintos medios. Afortunadamente, hay muchas formas y lugares en donde podemos encontrarnos con otros. Y ya sabemos que no es una tarea simple.
Miedos, inseguridades. Una primera cita con alguien suele ser movilizadora. Muchos sienten que pasan por un examen. “Le gustaré?”, “me llamará?” Nada mejor que ser ustedes mismos. Relajen y dejen que la cosa fluya. No tenemos forma de saber anticipadamente qué está buscando el otro, qué cosas le gustan. Vivan la experiencia. Disfruten, escuchen, comuníquense. No hay por qué hacer de una cita un calvario. Si todo sale bien, genial. Si no se da, no deja de ser una experiencia más de la que seguramente podrán sacar cosas positivas. Se da vuelta la página y se pasa a otra cosa.

Les acerco algunas estadísticas interesantes publicadas por sitios de citas online:

• A la hora de encontrarse por primera vez, la primera impresión dicen que es importante. Pero, muy en contra de lo que tanto hombres como mujeres creen, no es la apariencia física en su totalidad lo que tiene más impacto. El 86% de las mujeres y el 67% de los hombres (si, chicas, más de la mitad!!!!!) encuentran más interesante a una persona que sonríe frente a una atractiva físicamente. 
• Cuando en el primer encuentro no hay química, el 68% de los hombres no piensan en una segunda cita. Las mujeres somos más flexibles y en un 56% estamos dispuestas a dar una oportunidad. 
• Menos de la mitad de las primeras citas termina con un beso. 
• Menos de la mitad de las mujeres no soporta que el hombre sólo hable de si mismo y entonces pierde completamente el interés. 
• Si todo sale bien esa primera vez, el 97% de los hombres tendrá deseos de tener una segunda cita y volverá a contactarnos en un plazo aproximado de 72 horas (señoras, son pocos los que llaman al día siguiente!).